Mis puertas no tienen pomos
no tienen vanos
ni madera o hierro
Son puertas de carne
de miradas perdidas
de soles y tinieblas
Empiezan y acaban
en mí
pero se alargan en sombras
que gradúo
a voluntad
hacia otros ámbitos
no se si solo de este mundo
Quienes me hablan
saben que los añoro
que puedo dar la mano
la sonrisa y mi piel
un hombro donde dormir
o besar
el sonido de una voz
y más allá
una lágrima
Pero no me conocen
no me habitan
no entienden lo que susurro
ni a donde voy
cuando viajo
de puerta
en puerta
No me oyen cantar
me acogen sin preguntas
a pesar de tanto no saber
Yo acepto el trato
la vida de cada dia
como quien regala besos
y agradezco lo que recibo
Cómo vivir sin hacerlo