Ese otro lugar a donde no quiero ir.
Que no quiero imaginar, porque me aterra.
Ese otro lugar existe en mi interior,
y no es como lo he dibujado en mi mente.
No está vacío. Hay luz. Y marcas blancas, azules y verdes.
Huellas de lo que he vivido.
Ese lugar tiene bordes, sonidos y aromas colgados de sus paredes.
Todos conocidos.
En ese otro lugar, me esperan otras yo. Más altas, más bajas.
Cuando llegue allí me reuniré con ellas.
Y volveré a ser yo, de otra manera.
En otro lugar.
Me recuerdas a alguien…
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Gracias por pasarte a comentar, Lucio! Un saludo
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Ese otro lugar, que queramos o no hemos permitido que exista en nosotros, nos marcó para siempre. Y todos lo tenemos.
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De cuando en cuando, la cabeza se vuelve hacia ese lugar y hay que dar salida a los miedos, porque si no bullen demasiado ahí dentro. Feliz mañana Vicente y gracias por dedicarle tiempo a la poesía!
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Toda la razón, Eva. Toda. A ti por lo mismo y por lo demás.
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